Poner la esperanza en los políticos alimenta un ciclo permanente de decepciones. La esperanza que hemos que recuperar surge de la libertad de cada persona.
El libertarismo debe madurar y reconciliar posturas, para dejar de verse como una ideología infantil, en un contexto donde los grandes se reparten el botín político, mientras él se esconde feliz en su mundo de fantasía.
Acción Nacional es el único partido opositor que aún mantiene fuerza en nuestro país. De ellos dependerá si resurgen de las cenizas o si fenecen como el PRI.
Debemos madurar políticamente y superar las nocivas discusiones sobre “pureza libertaria”. En este momento, lo que esta en juego no es el flamante título de “Libertario”, sino la libre voluntad de asumir el ideal de la libertad.
El populismo y sus gobiernos son una decepción, y un enorme desastre. Esa es la realidad de fondo que los mexicanos no quieren enfrentar de cara al 1ero de Julio, pero que les arrollará en algún momento futuro.
Quizá el AMLOcalipsis no sea tan terrible, pero el riesgo existe y a esas alturas el negarlo ya no es simplemente cosa de necios, sino de suicidas. Basta ver los ríos de odio y de amenazas contra de quienes no son obradoristas.
Si no es mucho pedir, sumemos esfuerzos para defender la libertad individual y la propiedad privada. El primero de julio por Anaya y a partir del dos, por nosotros.
Hay un país donde absolutamente todos son millonarios, donde incluso el más pobre de los trabajadores recibe sueldos mensuales de 7 cifras...Y ese país se llama Venezuela.
El primer debate presidencial no permitió apreciar, aún, a un ganador inevitable de las elecciones. Cuando más, permitió ver a un gran derrotado, Meade, y a otro, López Obrador, que se decía tigre y resultó mucho menos atemorizante